Cerámica: de México para el mundo

La cerámica es, sin duda, un arte muy mexicano. Desde antes de la conquista era, tal vez, uno de los medios de expresión más populares. De hecho, mucho de lo que nos queda de nuestros antepasados son las misteriosas piezas de barro que dan cuenta de sus intrincadas cosmogonías y representan el rostro de sus deidades, entre otros detalles sobre sus vidas cotidianas.

Pero la cerámica no es una expresión antigua únicamente. En México sigue siendo una de las tradiciones más queridas e increíbles. No olvidemos joyas como la Talavera de Puebla o las elegantes piezas de barro negro de Oaxaca; también ejemplos contemporáneos como los silbatos de Carlos Amorales o la encantadora propuesta de Rachel Levit.

Aunque tal vez lo más interesante de esta disciplina es que, a pesar de ser algo muy local, también nos conecta con el resto del mundo, pues México no es el único país que tiene un romance tan íntimo con la cerámica. De alguna manera, esta expresión artística es un lenguaje que reúne a toda clase de tradiciones.

La cerámica ha sido a través del tiempo, una clave importante para descifrar las costumbres de distintas culturas. También ha sido una medida del avance de las sociedades en que se produjeron los objetos de cerámica y restos alfareros encontrados en diferentes partes del mundo.

Esta labor artesanal es uno de los trabajos más antiguos que el hombre ha realizado, después del textil. Aunque no hay una fecha exacta del nacimiento de esta técnica se cree que no fue anterior al descubrimiento del fuego, ya que para su elaboración, los elementos necesarios son tierra, agua y fuego. 

El término cerámica proviene del griego Keramos-arcilla, y alfarería del árabe alfar; ambos conceptos son aplicables al trabajo alfarero, ya que el primero es todo material de arcilla fusionable a determinada temperatura, sin importar el tipo de tecnología utilizada; el segundo se aplica al trabajo de barro, indiscriminadamente. Aunque ningún pueblo puede reclamar la paternidad de esta actividad que ha acompañado al hombre a lo largo de la historia, varios estudiosos de la materia como el mexicano López Cervantes y el inglés Nelson, entre otros, coinciden en afirmar que la alfarería surgió en el cercano Oriente, concretamente en Persia, Egipto y Mesopotamia hacia el año 5000 a. C. 

Los indígenas, excelentes artistas.

En Crónicas y Relaciones del siglo XVI los humanistas, historiadores y soldados como Durán, Saghun, Torquemada, Landa, Bernal Díaz del Castillo y el mismo Hernán Cortés al describir los objetos que hicieron los nahuas del territorio recién ocupado, se asombraron de la gran habilidad y destreza que tenían para aprovechar los recursos naturales de su entorno y transformarlos en satisfactores de sus necesidades físicas, sociales y espirituales.

https://www.milenio.com/cultura/en-el-franz-mayer-la-ceramica-mexicana-mas-sofisticada

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